¿Quiénes están detrás de esta historia surrealista?

Thomas y Sandra, los “organizadores estrella”, fueron los primeros en salir a escena. Vendieron entradas, anunciaron eventos, pusieron carteles… y luego desaparecieron como por arte de magia.

Cuando la gente empezó a preguntar por qué no se hacían los conciertos, soltaron excusas de película:

• “El artista se perdió en el aeropuerto…”
• “La banda tuvo que atender una urgencia cósmica…”
• “Hubo un eclipse y no era buen día para tocar…”

Pero el show de las excusas no acababa ahí. Aparecieron dos cómplices clave:

• Vahe E. Shahinian, el cerebro de las finanzas turbias, que cobraba y luego decía “estamos trabajando en ello”.

• Antonio, el vendedor de entradas y excusólogo profesional. Su frase favorita: “Yo solo ayudaba, no sabía nada…” (aunque cobraba bien por no saber nada).

¿Y el dinero?

Ni devoluciones, ni soluciones. Miles de personas sin su dinero, sin entradas válidas, sin conciertos, y con un gran cabreo. Cuando algunos empezaron a exigir explicaciones públicamente, el trío diabólico intentó asustarlos: amenazas veladas, mensajes intimidantes, bloqueos en redes…

Pero la historia no termina ahí…

Frente a la no devolución del dinero de las entradas, surgió la resistencia: fans unidos, denuncias, y una comunidad decidida a desenmascarar a los responsables. Se acabaron las mentiras, se acabaron las excusas. Ahora, los afectados piden justicia, transparencia y, por supuesto… ¡que devuelvan el dinero!